Muy seguramente, la primera respuesta que viene a tu mente ante la pregunta que acompaña de título a este post o entrada, tendrá muchísima relación con la piratería y/o Internet. Pero sinceramente no creo que las anteriores causas (sin negar que tengan bastante relación) sean las únicas a considerar.
Las nuevas generaciones, acostumbradas al mundo de Internet y a todo lo que suene a multimedia, les costaría comprender el impacto que el cine causó en el siglo XX. Ir a cine era uno de los tantos placeres que muchas personas disfrutaron en sus años mozos, y me refiero específicamente a las personas que hoy en día tienen más de 35 o 40 años, las cuales en tiempos pasados asistieron masivamente a salas de cine.
El agradable y particular olor de las crispetas, la expectativa al ver que las luces se apagan para dar comienzo a la película que muchos de nosotros esperábamos ver desde hacía muchos días o semanas; solo eran muchos de los detalles que a muchos de nosotros nos llenaron de gratos momentos. Si bien la llegada del Betamax, y del posterior VHS parecerían marcar el ocaso del cine (ni siquiera la llegada del DVD parecía una seria amenaza), lo cierto es que ni el uno ni el otro, lograron disuadir a la mayoría de las personas de ir a disfrutar de una buena película, ya sea en compañía de amigos(as), en compañía de familiares, o en compañía de la pareja de turno.
Luego con el auge de Internet a finales de los noventas, el cine junto con la televisión pasaron a un segundo plano en el mundo del entretenimiento. Poco a poco Internet pasó a ser una de las formas de entretenimiento más arraigadas entre los jóvenes de hoy en día, y muchos fueron los que culparon a la piratería de películas a través de Internet, como la principal causante de la poca asistencia (en comparación a décadas anteriores) a los cines. No nos engañemos, por favor. Si bien la piratería de películas a través de Internet (gastado argumento de las compañías productoras de películas) si ha incidido en los ingresos percibidos en las taquillas de muchas películas, lo cierto es que hay otro factor que ha jugado un papel principal en este problema: LOS PRECIOS DE LAS ENTRADAS DE CINE.
En décadas anteriores, ir a cine era algo relativamente asequible para la mayoría de las personas. No importaba si se trataba de un adolescente de bachillerato, secundaria o preparatoria (como sea que les digan en sus respectivos países), ya que siempre se podía ahorrar de las onces o meriendas y contar con el dinero suficiente para ir a cine, ya fuese solo o acompañado cualquier fin de semana. Pero hoy en día los precios de las entradas son capaces de ocasionarle un infarto de miocardio al mas sano de los cristianos (y más aún si van en familia). Acá en Colombia, los precios de las entradas de cine en un fin de semana, a la fecha, oscilan entre $10,000 pesos colombianos (US$3.99 dólares americanos - €3.71 euros) y $18,000 pesos colombianos (US$7.18 dólares americanos - €6.68 euros), y eso sin contar los costos de transporte a las salas de cine, más el costo de las bebidas gaseosas y las infatigables crispetas y otra clase de pasabocas.
Como ven, no se puede culpar exclusivamente a la piratería de la baja asistencia a las salas de cine, ya que las mismas con los exorbitantes precios que ponen a las entradas, también han puesto su granito de arena para contribuir con la baja asistencia a sus propias salas, y luego pretenden echarle la culpa de todo a la piratería de películas por Internet.
Ir al cine MATA
Image Credits (Créditos de imágenes):
"Cinema World Mall Entrance" by Nicholas Eckhart, used under CC BY 2.0 / modified from original.
"Popcorn!" by Steve Snodgrass, used under CC BY 2.0 / modified from original.
"Hoyts" by Gaulsstin, used under CC BY 2.0 / modified from original.
